LOS GOZOS Y LAS SOMBRAS DE GOLGOTA 21
10.01.2016
Estamos en tiempo de pactos. Toda
la prensa de distinto espectro geográfico está inundada de comentarios,
artículos y desarrollos sobre las conveniencias, necesidades o advertencias de
los pactos de diferentes sentidos y órdenes, o viceversa. Desde las vicisitudes
de la reolina de pactos en Cataluña, a la imposible ecuación de los acuerdos a
nivel nacional, que ya han dejado atrás la pura aritmética, para sumergirse en
los entramados del cálculo infinitesimal, cuando no de la misma alquimia. En
toda esta amalgama de cuentas que no salen, intereses de todo tipo, ganancias
posibles y pérdidas asumidas, nos encontramos sin embargo, en nuestro pequeño
mundo cofrade sanluqueño con un pacto que no por inesperado, es menos
didáctico. En la Hermandad del Rocío, el nuevo Hermano Mayor Paco Galán, ha
llegado a un acuerdo con el candidato no electo Rafael Gálvez para que éste
último ocupe un sitio en su Junta de Gobierno, aceptando este último la oferta
y tomando posesión ayer mismo junto al resto de los nuevos oficiales. ¿Cómo se
ha dado este suceso? ¿Qué salen ganando el uno o el otro? Sin duda se ha
pretendido apostar por la estabilidad de la Hermandad, tener en cuenta a la
masa social, no pequeña desde luego, que había apostado por la otra
candidatura, y sobre todo unir esfuerzos de cara a la consecución de objetivos
comunes. Este último aspecto, es donde creo que se sitúa la mayor grandeza de
esta solución empleada, en como cada uno ha sabido dar un paso en dirección
contraria para encontrarse en un terreno, que aunque para ellos en principio no
tuviera un excesivo interés, si que beneficia a la Hermandad de sus amores, que
es de lo que se trata ¿no?
Parece que esas confluencias de
caminos hacia el bien común sean terreno privado de las cofradías, donde aunque
no siempre ocurra, se puede pensar en el colectivo en lugar de en la
individualidad, donde la generosidad, la elegancia, la humildad y la legitimidad,
pueden llegar a ocupar lugares destacados. La Hermandad del Rocío vuelve a
darnos una lección de estilo, buen hacer y sentido práctico, que todos deberíamos
de anotar en mayúsculas. Y cuando digo todos, no me refiero solo a los
cofrades, sino a toda la sociedad civil y pública. De esta forma, si en esta
moda pactista, se habla de pactos a la alemana, a la portuguesa o hasta a la
catalana, desde ayer también debemos de hablar de pacto a la rociera. Parece
mentira que al final tengan que ser las cofradías las que indiquen el camino al
resto de la sociedad. Mira si es así, que hasta los políticos locales quisieron estar presente
en la toma de posesión de la nueva Junta de Gobierno para tomar nota de los
detalles.
Ricardo F. Monge Hermoso
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